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Transgénicos contra la alergia al gluten

Transgénicos contra la alergia al gluten

Al menos 30.000 personas en España son celíacas. Comprar pasta, galletas o harina sin gluten eleva el precio de la cesta de la compra. Así, una familia que quisiera comprar pan sin gluten tendría que pagar un 501 por ciento más que en cualquier hogar. Y éste es sólo un ejemplo. Una familia con un miembro celíaco tiene que pagar 126 euros más en la cesta de la compra mensual y 1.517 en la anual, según la Federación de Asociaciones de Celíacos en España. Algo que no todas las familias pueden fácilmente soportar, como para ser dos alérgicos en casa.

Mismo sabor y textura
El equipo dirigido por Francisco Barro, del Instituto de Agricultura Sostenible, del CSIC, ha dado un paso de gigante en la eliminación de las proteínas tóxicas (las gliadinas) que provocan esta enfermedad por la ingesta de gluten de trigo. «Hemos logrado quitar la gliadina del trigo por ingeniería genética. Las células vegetales tienen un sistema de defensa contra los virus. Hemos metido la secuencia ARN de doble cadena de la gliadina de modo que la planta la marca como un virus y la elimina. Depende de la variedad de trigo secuenciada, hemos eliminado hasta el 99 por ciento de la proteína tóxica. Para ello no hemos tocado otros componentes del grano, por lo que el pan conservaría su textura, sabor y color idénticos al normal», explica.
Tras cinco años, ya han extraído «células de los enfermos celíacos (linfocitos T) para ver cómo reaccionan. Y hemos comprobado que no hay respuesta, por lo que ya se podría consumir. Sólo queda hacer ensayos clínicos con voluntarios y en cuatro o en cinco años, no antes, se podría comercializar», precisa Barro.


Este avance se podría trasladar también a la cebada y al centeno. De hecho, «sería más fácil, ya que tienen la toxina en dos cromosomas no en seis como en el trigo», añade.
En cuanto al precio, es demasiado pronto para saber si se podría equiparar el precio de los alimentos con y sin gluten, aunque «no tendría por qué ser más caro, ya que el proceso es el mismo», afirma. Salvo porque habría que importarlo. Se podría cosechar este trigo transgénico en EE UU, y en Europa comprar las harinas, ya que la legislación actual impide a los estados miembros el cultivo de transgénicos, salvo el maíz y el algodón, pero no la importación, como sucede con la soja.
Este avance alcanzado con ingeniería genética, léase transgénicos, «resultaría imposible de lograr por mejora clásica, ya que hay más de 30 genes de gliadina en seis cromosomas en cada variedad de trigo», asegura Barro. Pero no es el único logro. Diversos proyectos a nivel internacional están haciendo aproximaciones similares para extraer del cacahuete la proteína tóxica. También hay estudios que persiguen introducir en los alimentos la capacidad para evitar alergias. Al arroz, por ejemplo, se le están sintetizando anticuerpos contra la alergia al polen.

¿Pueden producir reacciones?
En cuanto a si los OGM podrían producir alergias, Barro asegura que «no. Técnicamente se puede hacer, pero no tendría ningún sentido ni interés». Ahora bien, «ha habido reacciones alérgicas inesperadas. Se han citado casos de alergia producidas por soja transgénica manipulada con genes de la nuez de Brasil o de fresas resistentes a las heladas por llevar incorporado un gen de pescado, al ser ingeridos por personas alérgicas a frutos secos o pescado, respectivamente. Por eso, ante los posibles riesgos, existe una normativa internacional estricta que garantiza la seguridad de los consumidores», manifiesta el doctor Carlos Blanco, jefe del Servicio de Alergia del Hospital de La Princesa de Madrid.

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